martes, 4 de octubre de 2011

Personas que dejan huella.


Miles de personas pasan por la vida, pero sólo unas pocas se quedan en la mente o mejor aún… en el corazón.
Estamos en este mundo por y para algo, nada es casualidad, sino causalidad. Todo lo que se hace ya estaba escrito.
Lo que tenemos que hacer para que nuestro paso por la vida no sea sólo un nombre o un número de identidad, es tratar de ser una persona que se recuerde, dejar una enseñanza, que se nos recuerde por las buenas obras hemos hecho, por la ayuda desinteresada a nuestros semejantes…
Por ejemplo:
Alguna vez tuvimos un maestro que nos marcó la vida con sus enseñanzas, hemos tenido la suerte de haber conocido grandes personas que sin ser un estudioso de libros su experiencia nos dejó muy buenos recuerdos y pasen los años que pasen nunca se olvidará, porque siempre sale a nuestro encuentro algo que nos ha enseñado.


Una historia personal acerca de una profesora mía:


Yo pienso que más vale dar que recibir, que uno se siente mejor con ello, aun cuando otros puedan pensar que se es tonto dar algo a quien no se lo merece. Digo, que eso no es lo importante, que lo que tiene valor, es que esa otra persona que recibiera lo que dábamos nunca nos olvidaría. Ella siempre me asombra con su gran capacidad de saber todo lo que uno le pregunta.

Pero más que nada, lo que hizo y hace que sea una persona que haya dejado huellas, es su gran amor para todos los que lo necesitaban, siempre tenía y tiene una palabra amable, un gesto de amor. Pienso en ello, recordando que conocí en ella a una mujer que sin ser un letrado, tiene la palabra exacta para hacerte sentir importante. Su sonrisa es limpia y serena, nunca se altera, y si lo hace pide disculpas.

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